En otros estudios se ha encontrado que la música incide directamente en el fortalecimiento del sistema inmunológico, esto debido a la actividad del cerebro que se presenta, al bienestar que se puede sentir, así como el decremento de los niveles de ansiedad. De hecho se encontró que escuchar música durante sólo quince minutos podría aumentar los niveles de una familia de proteínas asociadas con la sangre y la producción de plaquetas, estimulación de linfocitos y la protección celular contra el SIDA, el cáncer y otras enfermedades.
También se ha encontrado que escuchar música mientras nos ejercitamos nos puede ayudar a «confundir» a nuestro cerebro y anular sus constantes señales de fatiga que envía lo cual desembocaría en detener la actividad. El ritmo que utilicemos para hacer ejercicio puede resultar beneficioso. De hecho se encontró en otro estudio que los ciclistas que escucharon música requieren 7% menos de oxígeno para hacer el mismo entrenamiento que los ciclistas que lo hacen en silencio. Acá una pequeña gráfica con el tipo de ejercicio y los beats que necesitas poner en tus listas de reproducción para incrementar tus resultados.
Referencias: https://hipertextual.com